“¿Hasta cuándo?”: residentes de El Peñón denuncian creciente inseguridad y falta de respuesta de las autoridades

A través de un contundente video difundido en redes sociales, habitantes del tradicional barrio El Peñón alzaron su voz para exigir atención urgente por parte de las autoridades frente al deterioro de la seguridad en la zona. La denuncia gira en torno a la presencia constante de sujetos armados y actos delictivos en puntos ya identificados por la comunidad.
“Hasta cuándo quienes residimos en El Peñón tenemos que estar acechados por la delincuencia. Merecemos respeto y que se atienda la situación”, expresó un ciudadano visiblemente afectado por la falta de acciones concretas por parte de la Policía Metropolitana de Cali.
Delincuencia focalizada… y desatendida
Según los testimonios recogidos, hace más de un año los residentes han informado de manera reiterada a la Comandancia de Fray Damián sobre al menos tres puntos críticos donde se concentran actividades delictivas, especialmente en horarios nocturnos. Sin embargo, pese a la insistencia, no ha habido presencia sostenida ni estrategias claras de contención.
La comunidad asegura que, a pesar de las múltiples alertas, los operativos son esporádicos y no se traducen en una mejora real en la seguridad. Mientras tanto, aumentan los casos de robos, intimidaciones e incluso presencia de armas en plena vía pública.
Un barrio emblemático en crisis
El Peñón, reconocido por ser uno de los barrios más emblemáticos y turísticos de Cali, enfrenta una paradoja: mientras sus calles reciben visitantes y se promueven como espacios de cultura y gastronomía, sus propios residentes viven bajo el temor constante.
Comerciantes, familias y adultos mayores denuncian que la situación ha llegado a niveles insostenibles, afectando no solo su calidad de vida, sino también el tejido social y económico del sector.
El llamado: acciones reales y no solo operativos de fachada
La comunidad no está pidiendo favores: exige que se cumplan los compromisos de seguridad y protección ciudadana que el Estado tiene como deber básico. Lo que se pide es simple y urgente: acciones concretas, presencia constante y resultados medibles.
El video publicado no solo refleja el cansancio de quienes habitan el sector, sino también una advertencia: la paciencia se agota y la desprotección se siente cada vez más profunda.
¿Responderán esta vez las autoridades? ¿Se tomarán medidas efectivas o todo quedará en comunicados y promesas?